Debería

Debería escribir más; lo sé. Debería compartir con vosotros los cuentos guardados en mi cajón y las ideas sobre novelas de viajes en el tiempo. Debería haceros partícipes de mis lecturas, de mi Síndrome de Diógenes acumulando libros que no leo. Sería una buena idea, además, abrir un archivo de Word y divagar hasta el infinito sobre la figura de Borges, para luego compartir con todos vosotros lo escrito en él. Tendría que hacer yo, en un arrebato de altanería, una lista con todas las novelas que me aburrieron y otra con las que me decepcionaron, para posteriormente pasároslas y tratar de convenceros de que no compréis esos libros. No sería inadecuado, seguramente, recopilar los  mejores momentos de mis lecturas, cuando mi cerebro dejó de ver palabras y comenzó a ver imágenes. Debería también denunciar cómo la crítica literaria nos toma a los lectores por imbéciles. Y debería escribir sobre «Escribir y vender libros» y subir a este blog mi opinión sobre el asunto. Tendría que recordaros más a menudo, mucho más a menudo, que El Quijote y el Ulises son dos de los cuatro pilares donde asienta el mundo de la ficción. Podría reflexionar, quizá con sapiencia y tino, sobre la distancia que separa al narrador del autor y sobre los grados de invisibilidad a los que puede este último ceñirse.

Debería mostraros mis sentimientos al leer a Miguel Hernández o a Baudelaire.

Debería

6 comentarios en “Debería

  1. Si te sirve de algo, algunos de esos grandes dijeron eso mismo de los grandes que les precedieron. Y eso no les amilanó. El respeto es fundamental, pero en exceso es un lastre.

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  2. No: debes. Si llevas todo eso dentro (y más que supongo), y tienes el talento para contarlo (y por cuatro frases que te he leído intuyo que si) entonces también tienes la obligación de hacerlo.
    Eso sí, discrepo en Joyce, pero es solo un detalle.

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  3. Eso es cierto: algunos pensaban que sus predecesores eran insuperables, pero, en mi caso, no es cuestión de retroceder por una especie de ‘sagrado’ respeto, sino el firme convencimiento de que la Literatura alcanzó su cota máxima en los dos siglos pasados. Esto no me impide eventualmente escribir un libro, pero no ‘satisface’ mi ansia de llegar a esa cima, etérea e incomprensible, que otros hollaron…

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